La distancia fue abrumadora. El Mundial de Clubes ya puso primera anoche con con el interesante y disputado empate entre el Inter de Messi y el
Al Ahly, y claro, tras un cotejo sin goles nadie estaba listo para el gran show de, no sólo fútbol, sino de goles, por parte del Bayern Múnich
al conjunto neozelandés Auckland City.
El conjunto más grande de Alemania y uno de los más importantes del mundo llegó con sus jugadores insignia y con un solo objetivo a esta
nueva convocatoria por parte de la FIFA: Ganar. El conjunto de Vincent Kompany le propinó un ¡10 – 0! a su rival de turno y se apunta como el
claro favorito de la competición y del grupo C, el cual comparte con Boca Juniors y Benfica, quienes jugarán mañana por la noche.
El arranque fue demoledor. El equipo rojo fue una máquina de precisión, autoridad y certeza en el área desde el primer minuto de juego y borró a
un débil equipo blanco que solo atinó a tratar de defenderse, pero sin ningún otro sustento.
El primer tiempo cerró el partido casi por completo. El equipo del ex-Manchester City se despachó con un generoso 6 – 0, en donde
participaron los delanteros franceses Kingsley Coman y Michael Olisé con dos goles cada uno. Además del también parte del seleccionado Galo Sacha Boey y, como siempre, el histórico Thomas Müller, quien también parte del histórico marcador.
El equipo de Riera Vidal sabía de su inferioridad y solo salió al campo por el compromiso. Aun así, el Bayern fue condecoroso y no jugó a menos. Demostró, de esta forma, la distancia entre uno y otro. Esto es una señal de respeto en el plano futbolístico. El equipo alemán cerró el partido por un inolvidable 10 a 0 tras un triplete de Jamal Musiala y otro del delantero alemán campeón del mundo en 2014.
Para Auckland, una prueba que más allá del resultado es única, a sabiendas de su lugar enfrentó al rival con honor y pasó lo que tenía que pasar. Para el Bayern parece ser solo el comienzo. Demostró que aún tras la ida de Leroy Sane, los germanos son una orquesta y está listo para colocarse la corona a base de ser una aplanadora contra quien se le ponga en frente.
El próximo compromiso será ante, nada más ni nada menos, que Boca Juniors, un choque cargado de historia equipo por aquella recordada final de la Intercontinental en 2001, en un Xeneize que contaba con Carlos Bianchi como DT; y Riquelme, Palermo y otras grandes estrellas en el césped. El presente no es el mismo, el equipo de la Ribera lo sabe y el Bayern también. Sera una cita con la historia, con dos mundos distintos, pero con una misma ambición: alcanzar la gloria.
David Alejandro Sienczuk